PROGRAMA DE ENRIQUECIMIENTO CURRICULAR DEL COLEGIO DIOCESANO LA PRESENTACIÓN DE MÁLAGA

jueves, 10 de mayo de 2018

MALAGA EN FENICIO


MÁLAGA EN FENICIO, por Félix Pérez Francisco



A la entrada del túnel de la Alcazaba vemos escrito el nombre de Málaga en fenicio. Puede
parecer un galimatías indescifrable, pero hay que tener en cuenta que la escritura fenicia se lee
de derecha a izquierda. Así que el nombre de Málaga en fenicio se escribe MLKA, porque
solamente se pone una letra ?a?, la del final. Málaga en fenicio es Malaka.

Dicen que el nombre se debe al culto por la diosa Mainake y que de allí derivó a Malaca o Mlk
como escribiría un buen fenicio, eso sí, en cuneiforme, que nuestro alfabeto aún no estaba
inventado. Pero también, otros dicen que Malaca significaba factoría, otros que lo que
realmente significaba es aderezo con sal, e incluso lejos, cerca de Kuala Lumpur, existe otra
ciudad llamada Malacca, donde dicen que su nombre deriva del árabe Malakat, que significa
mercado, palabra que los fenicios podrían haber anexionado a su vocabulario tras muchos
años de comerciar con aquellos pueblos.

Claro que también, cuentan que Malacca, la del Lejano Oriente, fue fundada por Parameswara,
un descendiente de Alejandro Magno, curiosamente el conquistador de toda Fenicia. Tiro, de
donde partió nuestro legendario Ofir, cayó en manos del macedonio en el año 332 antes de
Cristo, probablemente, en una época en la que nuestra Malaca era suficientemente conocida
por sus excelencias culinarias, su magnífica cerámica y sus exquisitos vinos, pasas e higos.
Quién sabe si ese gran mercado que fue nuestra ciudad fue lo que realmente puso nombre a
Malacca. Bueno, a las dos Malaca.

RESTOS ARQUEOLÓGICOS

El arqueólogo malagueño Juan Manuel Muñoz Gambero recuerda cómo en diciembre de 1965
cayó por primera vez en sus manos un resto del yacimiento fenicio del Cerro del Villar que
ahora languidece junto a la desembocadura del río Guadalhorce en Málaga. “Estaba pintado de
negro, rojo y marrón y lo traía a la carrera uno de los chavales que trabajaba en el grupo de
arqueología. Fue verlo y saber que se trataba de algo importante”, revive este veterano
arqueólogo, que comenzó las excavaciones en el yacimiento en 1966.

El Cerro del Villar es uno de los centros coloniales fenicios más importantes de todo el
Mediterráneo. Su fundación tuvo lugar a mediados del siglo VIII antes de Cristo y se cree que
en el apogeo de esta urbe llegaron a residir más de 3.000 personas, no solo fenicios, sino
también colonos griegos, egipcios e incluso íberos que terminaron asentándose en él para
comerciar con los fenicios.

Las excavaciones arqueológicas han revelado que se trata de un asentamiento con una trama
urbana compleja, con una estructura formada por grandes viviendas, con calles porticadas con
posibles áreas de mercado, restos de edificaciones portuarias, una posible muralla y un
cinturón industrial. Todos ellos rasgos urbanísticos más propios de una ciudad que de una
simple colonia.

LA PRUEBA DE LA RELACIÓN ENTRE LA JÁBEGA Y LOS FENICIOS

Estaba en la tradición oral de Málaga, se deducía al contemplar el famoso ojo pintado en la
barca de jábega, pero nunca antes se había constatado de una forma tan evidente gracias a las
matemáticas y la carpintería de ribera.

La construcción en los Astilleros Nereo de Pedregalejo de un barco fenicio, réplica exacta del
barco mejor conservado de la Antigüedad, hundido en aguas de Mazarrón, Murcia, hace 2.700
años –cuando la ciudad de Malaka todavía era una principiante y Homero sólo un aedo del
siglo anterior– ha demostrado que la barca de jábega es una joya de evidente origen fenicio
que apenas ha cambiado en 27 siglos.

Las medidas de este barco fenicio, que transportaba óxido de plomo, y la barca de jábega
antigua –la que no ha sido modificada para las actuales competiciones deportivas– son

prácticamente idénticas.

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